
Las alergias ya sean respiratorias, cutáneas o alimentarias, nos hablan de una sensibilidad particular del cuerpo físico, pero también del campo emocional y energético. Desde la visión terapéutica floral, estas respuestas no son solo reacciones biológicas, sino mensajes que nos invitan a mirar más allá del síntoma.
Las esencias florales no buscan suprimir las alergias, sino colaborar en la armonización de los aspectos internos que pueden estar en desequilibrio y que se expresan a través de una hipersensibilidad. En muchos casos, las alergias reflejan dificultad para adaptarse, sobrecarga emocional, conflictos con los límites, rechazo a determinadas experiencias o incluso memorias emocionales no procesadas.
Alergias alimentarias: lo que el cuerpo no puede digerir.
Las alergias alimentarias, en particular, tienen una dimensión simbólica muy rica. El rechazo del cuerpo a ciertos alimentos puede estar asociado a experiencias tempranas de rechazo, a la necesidad de “protegerse” de lo que nutre, o a traumas vinculados con la alimentación, la infancia o los vínculos afectivos.
También pueden reflejar un sistema de creencias rígido o una dificultad en “digerir” determinadas experiencias de vida. Es fundamental, en estos casos, acompañar a la persona con un trabajo cuidadoso que contemple no solo el plano físico, sino también el emocional y mental.
Esencias recomendadas
Walnut: para protegerse de influencias externas y facilitar la adaptación al cambio.
Beech: para personas con actitudes de rechazo o intolerancia.
Crab Apple: para limpiar emociones de impureza o rechazo hacia uno mismo o lo que se ingiere.
Olive: para estados de agotamiento físico y mental.
Elm: cuando la sobrecarga emocional o de responsabilidad debilita el sistema.
Yarrow: protección energética en personas muy permeables a lo externo; refuerza el límite entre el yo y el entorno.
Poison Oak: para reacciones defensivas, miedo al contacto o a la cercanía; muy útil en alergias cutáneas o alimentarias relacionadas con rechazo emocional.
Dandelion: libera tensión psicosomática; favorece la relajación de los órganos digestivos.
Mariposa Lily: para sanar heridas relacionadas con la nutrición emocional materna; útil cuando hay rechazo a lo femenino o al alimento que simboliza contención.
Chamomile: calma el sistema digestivo, especialmente en niños o adultos ansiosos que somatizan con reacciones gástricas o cutáneas.
Quaking Grass: favorece la adaptabilidad frente a cambios dietéticos o ambientales; armoniza la interacción grupal y alimentaria (útil en familias con dinámicas de alimentación rígidas o emocionales).
Fringed Violet: para reparar el campo áurico dañado y protegerse de energías externas.
Dog Rose of the Wild Forces: cuando hay miedo a perder el control, que puede estar detrás de reacciones intensas.
Mulla Mulla: útil en reacciones físicas intensas asociadas a memorias de quemaduras o calor; puede estar vinculada a erupciones o alergias cutáneas.
She Oak: relacionada con temas de absorción y asimilación, tanto física como emocional.
Five Corners: para restaurar el amor propio en personas que rechazan aspectos de sí mismas (muy útil en alergias alimentarias con componente de auto-rechazo o imagen corporal).
Bush Iris: cuando hay que trabajar profundamente con toxinas, tanto físicas como emocionales; apoya la eliminación y el equilibrio.
Como terapeutas florales, observamos el síntoma no como enemigo, sino como una expresión del alma que intenta comunicar algo que no ha sido escuchado. Las alergias pueden ser una forma del cuerpo de decir “esto me invade”, “esto no lo puedo aceptar” o “esto me duele”. Las esencias florales acompañan amorosamente el proceso de volver a integrar lo rechazado, de sanar viejas memorias y de habitar el cuerpo con más confianza.
Invitamos a los terapeutas florales a profundizar en cada caso con escucha, sensibilidad y apertura, utilizando las esencias como puentes hacia la salud integral.
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